sábado, 17 de septiembre de 2011

APORTE SOCIAL DE LA UNIVERSIDAD

EL APORTE SOCIAL Y CIENTÍFICO DE LAS UNIVERSIDADES Y LA
RESPUESTA DEL ESTAMENTO.

Diego Mauricio Carrera
Representante Estudiantil, Consejo Superior Universitario
Universidad Nacional de Colombia

La universidad pública en Colombia es fiel reflejo de su sociedad, partiendo de
esta afirmación, cualquiera que haya tenido contacto con la universidad pública
podrá coincidir con esto. Si tenemos un mínimo conocimiento del problema social
en nuestro país, no nos debería sorprender que en las universidades de Colombia
se estén reproduciendo la desigualdad, la intolerancia, el analfabetismo político,
la corrupción, el descontento popular, la protesta y aunque no nos guste,
también, la violencia. La Universidad es el reflejo de la sociedad y debe ser allí,
donde se construyan las soluciones a los problemas apremiantes de la sociedad
con el más absoluto rigor científico porque si no se realizan estas tareas falla la
universidad y también la sociedad.

Las Universidades públicas colombianas han jugado un papel histórico
determinante en la reconstrucción de la sociedad por ser precisamente
escenarios de construcción de soluciones a diversos problemas económicos,
científicos, tecnológicos, y sociológicos, entre otros. Para aportar a dicha
reconstrucción de la sociedad se requiere utilizar herramientas que permitan la
transformación y la evolución. Por ejemplo, el reconocimiento de los derechos
civiles a las comunidades afrocolombianas se consiguió después de intensas
movilizaciones durante los sesenta, principalmente. De igual manera, para el
sufragio universal fueron necesarias las revoluciones liberales en el siglo XIX,
resaltando la Unión Social y Política de Mujeres creada para luchar por el
sufragio femenino en Gran Bretaña, razón por la cual hoy hablamos de
democracia y no de autocracia. Aunque estos cambios mencionados no fueron
impulsados solamente por las universidades, todos los cambios históricos que ha
experimentado la humanidad han surgido del seno del pueblo, de la necesidad de
mejorar sus condiciones y de extender los beneficios a la totalidad de los
miembros que se suscriben. Lo importante a destacar en ese contexto no son sólo
los logros, sino también las herramientas utilizadas para llegar a ellos, entre las
cuales destacamos: la construcción del debate, la movilización, la protesta, y en
general, las herramientas que nos brinda la Constitución con los mecanismos de
participación ciudadana como el plebiscito, el referendo y las acciones de hecho.
Estas herramientas del derecho son posibles gracias a la revolución francesa y por
principio no tendrían porque contraponerse a las acciones de hecho.
En este sentido, las universidades públicas en Colombia desde vieja data han
acudido a las herramientas necesarias para producir un cambio social con sus
aportes científicos, extendiendo los beneficios a todo el pueblo para que el
mismo pueda acceder a la educación de calidad y a las condiciones socio
económicas necesarias para poder satisfacer sus mínimos vitales.
Existe un plan de gobierno para la educación en Colombia denominado la
revolución educativa, que se resume en mayor cobertura pero con menor
presupuesto. Lo anterior significa menor calidad y menores condiciones de
bienestar para los estudiantes porque conlleva a la deserción al no tener
alimentación, residencia y salud, necesarios para su permanencia en las
instituciones educativas. Tampoco es un secreto que la educación publica en
Colombia, enmarcada dentro de la lógica del modelo neoliberal, es afectada por
una política de desmonte y de desfinanciación Estatal a través del decreto
presidencial 2566 que se impone a las universidades publicas y en el caso
concreto de la Universidad Nacional de Colombia, también, se impone la reforma
académico administrativa.

Sin embargo para la imposición de estas políticas en las universidades, se agencia
desde los inicios del primer mandato del presidente Uribe, un recorte a los
espacios de participación democrática de los estamentos en las universidades y
un proceso de señalamiento a las organizaciones que hacen vida en ellas. Este
hecho se ha reconocido como “hacer gobernables las universidades”, de allí se
han desprendido estatutos o reglamentos que criminalizan la protesta social, que
coartan el derecho a disentir, e impulsan acuerdos bajo los cuales concentran
fuertemente la autoridad en un solo cargo. En general, son retrocesos
sistemáticos que limitan la participación y la democracia, pues como en el caso
de la Universidad Nacional se ha aislado completamente de la capacidad de
decidir sobre si mismos y sobre el futuro de la Universidad a los estamentos.
Frente a esto es completamente razonable y legítimo que, por ejemplo, los
estudiantes hagan frente mediante la movilización y la protesta, la acción
decidida y consciente, reclamando participación, haciendo un amplio ejercicio
autónomo de construcción académica de universidad y de sociedad.
Es verdad que en varias ocasiones estas acciones han terminado en hechos
violentos, pero hay que reconocer que esto sucede cuando se quiere afrontar el
descontento y las reclamaciones de espacios de participación, con la represión
de las directivas por medio de señalamientos y de procesos disciplinarios a los
estudiantes, profesores y trabajadores que asisten a las protestas; y con la
arremetida de la fuerza pública que históricamente ha sido nefasta en las
universidades y que, especialmente, en el último año ha dejado varios
estudiantes muertos, ocasionando cuantiosas perdidas materiales a las
universidades al querer mostrar trabajos científicos como “material bélico”.
En este último periodo se presentan intimidaciones a la comunidad universitaria
en general y amenazas directas a estudiantes, profesores y organizaciones
estudiantiles en la Universidad Nacional de Colombia, similares a las que se han
presentado contra la Universidad de Antioquia; previa aparición de una campaña
mediática de criminalización de la protesta social al interior de la Universidad,
obedeciendo a lo que parece ser un plan orquestado por las fuerzas de la
ultraderecha con la complacencia de algunos sectores del Estado colombiano,
que quieren afianzar su presencia en las universidades públicas y, en especial, en
la Universidad Nacional con el ánimo de impedir la construcción colectiva de
universidad y la visión crítica frente al modelo de Estado que compartimos
amplios sectores de la sociedad colombiana.

Desde comienzos del año 2006 se acentúa, entonces, una campaña en los medios
de comunicación que informa de la presencia de actores armados al interior de
las universidades, señalando a organizaciones políticas legales que
históricamente han hecho presencia en las universidades y ligando cualquier
expresión estudiantil a los sectores vinculados al conflicto armado que atraviesa
el país. Lo anterior se acompañó de la insistencia de la fuerza pública de
intensificar su accionar al interior de las universidades; posterior a ello, se
presentan comunicados y panfletos, amenazando contra la integridad física de
todo aquel que se vincule a las dinámicas de la protesta social, firmado por un
grupo paramilitar que se hace llamar Bloque ‘Carlos Castaño’.

Es motivo de preocupación, que así como con el acentuar de la presencia de la
fuerza pública en distintos hechos donde se presentaron muertes de estudiantes
en las universidades del país y un sin número de estudiantes heridos, con esta
nueva estrategia paramilitar se materialicen las amenazas impetradas y se
presente ya no una aparente serie de “asesinatos fortuitos” si no un
aniquilamiento sistemático de miembros visibles de la comunidad universitaria.
Frente a estos hechos es necesario considerar que no se puede ligar las
expresiones de protesta social con el accionar de los grupos armados, así mismo,
tampoco se puede generalizar casos puntuales de actores violentos so pretexto
de querer mostrar las universidades como semillero y reproductor de violencia y
que además, es necesario garantizar el derecho a la protesta social, de disentir y
controvertir mediante las ideas y la acción consecuente de los universitarios para
que los cambios en la sociedad colombiana, excluyente por naturaleza, puedan
darse, evolucione y re-evolucione a otro estadío más equitativo, más
democrático y lastimosamente hoy algo más utópico frente al panorama de los
cuatro años venideros.

Es por esto que se extiende un llamado a todos los sectores sociales nacionales e
internacionales a acompañar estos procesos y a la defensa de la universidad
pública, de la autonomía universitaria y a reconocer el gran aporte científico
hecho por la universidad pública a la Nación colombiana.

dmcarreram@unal.edu.co

1 comentario:

  1. Las universidades son en la actualidad uno de los pocos escenarios donde se debaten los problemas de la sociedad y la nación. Y desde donde se generan las aproximaciones a lo que serian las oportunidades para abordar estas problemáticas desde distintas disciplinas. Es
    una retribución que se da a la sociedad al ser el espacio donde se construye conocimiento y donde se construye el espacio propició para tomar las aspiraciones y necesidades de nuestra sociedad colombiana.

    En nuestra realidad actual nos encontramos con una satanización de las universidades como un espacio donde se realizan planteamientos bélicos y se criminaliza a la protesta como un elemento que construye opinión y genera concertación y lucha por los derechos de la educación actual y la del futuro. Es por esto que se ha impedido la expresión de los grupos estudiantiles y se han acorralado a los miembros visibles de la comunidad universitaria dejando limitada y sesgada la Protesta Social. Siendo comparada y confundida con acciones de grupos armados. Es por esto que debemos reflexionar las situaciones y problemáticas por las que están pasando nuestras universidades publicas hasta donde los planes de gobierno y reformas van en pro de nuestro bienestar estudiantil y el de los futuros que vienen tras de nosotros.

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